El presente está marcado por múltiples crisis: ecológica, económica, política, social… y las ciudades parecen encontrarse en el centro de ellas. El modelo de los comunes urbanos se plantea en ocasiones como alternativa al marco socioeconómico e institucional que nos ha traído hasta aquí. Para que lo sea, los comunes urbanos deben entenderse no solamente como ámbitos - sean espacios, servicios o recursos - gestionados directamente por las personas que los disfrutan, sino también como procesos políticos de deliberación y de toma de decisión radicalmente democráticos basados en el control colectivo de las infraestructuras y de sus leyes, la transformación de las instituciones, la propuesta de un nuevo sistema de organización social, así como la reconfiguración de los derechos, de las necesidades colectivas y de su satisfacción. En definitiva, pueden entenderse como procesos de democratización de la ciudad desde su base. En la obra colectiva Códigos Comunes Urbanos, que se liberará digitalmente con motivo de este debate, se sugiere que los códigos comunes pueden consolidar y expandir las prácticas de los comunes urbanos. Con este concepto se hace referencia a las herramientas normativas que sirven para regular lo común y que, al mismo tiempo, son generadas en común.